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lunes, 2 de enero de 2012

FERROCARRIL

El 25 de junio de 1908 –cien años atrás- llegó a Quito la primera locomotora procedente de Guayaquil, en medio del festejo multitudinario de los habitantes de la Capital de la República.

Fue la apoteosis del general Eloy Alfaro, quien había dedicado los mayores esfuerzos de su gobierno revolucionario para unir la sierra y la costa a través del ferrocarril trasandino, superando las adversidades de la naturaleza y las calumnias de los adversarios políticos.

En 1890 el Presidente Antonio Flores Jijón, en un mensaje al Congreso, refiriéndose al proyecto ferroviario contratado por Alfaro el 14 de junio de 1897, había dicho: “El erario ha gastado más de tres millones de sucres, para que la capital quede como antes, incomunicada con la Costa… Nunca he creído en la pronta construcción de la carretera, ni menos de los ferrocarriles. De simples caminos de herradura es de lo que necesita el país, ante todo”.

Alfaro estaba consciente de que la vía férrea transportaría el progreso. No puso reparos en acometer el desafío y en sus dos administraciones hizo realidad uno de sus mayores sueños en bien del país, sin doblegarse ante la oposición de sus enemigos políticos que hicieron cuanto pudieron para que fracasase el proyecto, ni tampoco ante las inclemencias de la naturaleza con inviernos que provocaron deslaves, catástrofes y pérdidas económicas que fueron superadas con tenacidad y decisión.

El ferrocarril más difícil del mundo, fue considerado el proyecto de unir la sierra con la costa del Ecuador. Cuando se habían tendido las rieles por la cordillera de Sibambe, sobrevino un desastre: “Sucedió que en aquel año no hubo estación seca y que las lluvias torrenciales se prolongaron ocasionando el desastre”, diría Alfaro, como si la naturaleza se opusiera a que el ferrrocarril trepara por Sibambe.

Y añadiría: “Don Archer llegó desalentado a Quito –fue el contratista de la obra- y cuando me relacionó la magnitud del desastre acaecido, yo también quedé anonadado. Me preguntó: ¿Qué hacemos? Primero tomemos un trago de wisky, para espantar al diablo y después veremos que se hace, le contesté”.

Entonces convinieron en una nueva trayectoria, nada menos que por la montaña de la Nariz del Diablo, atravesándola con una vía en forma de eses por lo empinado de la estribación, donde un ingeniero de apellido Davis murió de insolación al hacer los estudios y le sucedió el mayor John Harman, hermano del empresario principal, quien también falleció por insolación durante los trabajos.

También morían los trabajadores, por lo que se hubo de contratar cuatro mil obreros de Jamaica, probados para resistir las inclemencias de la naturaleza. Los trabajadores enfermaban de fiebre que se probó la causaban insectos casi imperceptibles que caían de arbustos de la zona, por lo que se contrató personal especializado para derribar esa vegetación.

Pero al fin el ferrocarril llegaría a Quito hace un siglo. Roberto Andrade (Vida y muerte de Eloy Alfaro) dejaría elocuente información sobre el histórico acontecimiento: “El pueblo acudió a ver el primer convoy y estalló en desaforado grito de entusiasmo, en aplausos, en ovación a Alfaro y a Harman, apenas apareció la locomotora, resoplando. Una de las hijas del Presidente, la señorita América, acercóse al extremo de las rieles, acompañada de todo lo selecto del concurso, y hundió un clavo de oro, el último del ferrocarril, conforme a una costumbre norteamericana. Las muestras de regocijo se prolongaron por algunos días. A la parroquia de Chimbacalle, paraje hasta donde llegó el ferrocarril, dio la Municipalidad el nombre de Alfaro, En los salones del Congreso se reunió todo lo granado del partido liberal, y de los entusiastas de todos los círculos sociales, en los días subsiguientes; y agradecieron a Alfaro en discursos de conmovedora elocuencia y con hermosas obras de arte, joyas y preciosidades, presentes de gremios, asociaciones, cuerpos de ejército, grupos de empleados, etc. Enternecía la fiesta y en aquellos días, el patriota fue feliz…”

En septiembre de 1909 Alfaro se referiría al ferrocarril en su mensaje al Congreso: “Con el arma al brazo, entre el fragor de la guerra civil, arrostrando el dicterio y la difamación, ha construido el Gobierno Radical ese ferrocarril que une las cumbres de los Andes con las orillas del mar; ese Ferrocarril que ha principiado a derramar bienes sobre los pueblos y que, extendiéndose y ramificándose más tarde, expulsará del territorio de la República los últimos restos del tradicionalismo, tan opuesto a la ventura nacional. El Ferrocarril es, por si solo, un elemento irresistible de reforma; y es por esto que lo han combatido y combaten sin tregua todos los reaccionarios, todos los sostenedores de preocupaciones y doctrinas incompatibles con el espíritu de las sociedades modernas…”

Un siglo después de la inauguración de la ruta de Guayaquil a Quito, el ferrocarril agoniza en el Ecuador. A Cuenca llegó apenas en 1965 pero duró poco y nunca fue un buen servicio el que ofrecía. Cuando en 1993 ocurrió el desastre de La Josefina, el tramo de rieles de El Descanso a Cuenca quedó destruido y nadie se ha preocupado por la rehabilitación.

La obra cumbre de Eloy Alfaro, considerada la más importante del Ecuador en el siglo XX, le conduciría también al Viejo Luchador a la inmolación: el 28 de enero de 1912, tras el fracaso de un movimiento revolucionario para retomar el poder, él y sus principales colaboradores detenidos en Guayaquil fueron llevados por tren a Quito, para ser masacrados en una orgía de sangre auspiciada por los reaccionarios a los que se había referido apenas cuatro años antes, en la estación ferroviaria de Chimbacalle, en la parroquia bautizada con su nombre, Eloy Alfaro.

fuente: http://www.revistavance.com/reportajes-junio-2008/un-siglo-de-soledad-del-ferrocarril-trasandino.html

MUERTE DE ELOY ALFARO

El asesinato de Eloy Alfaro Delgado
Calendario Histórico
El domingo 28 de enero de 1912, Quito se convirtió en escenario del crimen que una turba fanática consumó contra el general Eloy Alfaro Delgado, líder del liberalismo ecuatoriano, su hermano Medardo, su sobrino Flavio, el periodista Luciano Coral y los militares Manuel Serrano Renda y Ulpiano Páez.
En la consumación del martirologio influyeron aquellos antecedentes incubados por la ambición y deslealtad de  jefes liberales y fuerzas políticas y económicas contrarias a los afanes transformadores alfaristas.
Desde el derrocamiento de Alfaro en agosto de 1911, la división del liberalismo agudizó y esa situación la aprovecharon terceros para captar posiciones. Por la muerte del presidente Emilio Estrada en diciembre de 1911, a pocos meses de ejercer su mandato, asumió como encargado del poder Carlos Freile Zaldumbide.
Este último tuvo el respaldo de los generales Leonidas Plaza y Julio Andrade, pero no de Pedro J. Montero, quien pidió el regreso de Eloy Alfaro, que en efecto arribó el 4 de enero. La tarea pacificadora del ex presidente resultó infructuosa, pues ocurrieron feroces combates entre las fuerzas simpatizantes del gobernante interino y los liberales radicales.
En Huigra, Naranjito y Yaguachi, los leales a Eloy Alfaro llevaron la peor parte. La guerra civil cesó por la suscripción del Tratado de Durán (22 de enero de 1912), que daba garantías a los dirigentes rebeldes hecho prisioneros, aunque resultaron falsas.
Pedro J. Montero murió asesinado el 25 de enero en Guayaquil por el ataque de un soldado y de la turba que lo mutiló, arrastró y le prendió fuego en la plaza de San Francisco. El grupo que encabezaba Eloy Alfaro salió  por tren a Quito en la madrugada del 26. Cerca del mediodía del domingo 28, la máquina entró en la ciudad.
Los prisioneros fueron llevados al Panóptico, en medio de actitudes sospechosas del populacho. Sin dar tiempo a algún leal auxilio, la displicente masa de hombres y mujeres asaltó los calabozos, gracias al comportamiento cómplice de autoridades y guardias de turno.
El grupo inició la masacre y asesinó, ofendió cadáveres, los arrastró y solo culminó su orgía de sangre cuando en la pira del parque El Ejido ardió el cuerpo del líder manabita. El escritor Alfredo Pareja Diezcanseco denominó ‘La hoguera bárbara’ al repudiable episodio.


fuente: http://www.eluniverso.com/2010/01/28/1/1445/asesinato-eloy-alfaro-delgado.html

OBRAS DE ELOY ALFARO

Obras
Durante este primer período de la administración de Alfaro se firmó el "Contrato Harman", en virtud del cual quedaba asegurada la continuación rápida de los trabajos del ferrocarril Guayaquil a Quito, llegando hasta Colta, en este Período.
Eloy Alfaro también dio mucho impulso a la educación. El 1 de octubre de 1869 inaugura el colegio "Bolívar" de Tulcán, en 1907 la Escuela de Artes y Oficios, el 11 de junio de 1897 el Instituto Nacional "Mejía", el 20 de octubre de 1900 la Escuela de Bellas Artes de Quito, el 14 de febrero de 1901 el Colegio Normal Manuela Cañizares; el 25 de mayo de 1901 el Colegio Normal Juan Montalvo, el 110 de agosto de 1901 el Colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil y el Colegio Militar Eloy Alfaro.
En esta administración del General Alfaro, se realizaron las siguientes obras: en 1908 se inauguró el ferrocarril del Sur, se dio 1’700.000 sucres para el Agua Potable de Quito, dotó a Guayaquil de canalización, se inauguró en la Recoleta el local que hoy ocupa el Ministerio de Defensa, proveyó al Ecuador de un armamento. Hizo levantar planos de nuestra frontera y proporcionó adecuados edificios a diversas instituciones militares.
EDUCACION
10 de Octubre de 1896, inauguración del Colegio Bolívar de Tulcán; 11 de junio de 1897, fundación del Colegio Mejía de Quito; 5 de junio de 1898, inauguración de la Casa de Artes y Oficios de Portoviejo; 31 de diciembre de 1898, inauguración del edificio de la Universidad de Guayaquil.
En 1898, fundación de la escuela de niñas en Esmeraldas.
En 1898, terminación de la Escuela de Vinces.- Construcción de los locales escolares de Cuicocha, Arenal, Imantag, San Gabriel, Mulalillo, Guambaló.- En 1898, se fundó la Escuela Comercial en Quito; local escolar de Alausí y del Colegio de Cayambe.

En 1899, se crea el Colegio Militar de Música en Quito y se inaugura el Colegio "Eloy Alfaro" de Babahoyo.
En 1901, se establece locales para el funcionamiento de los Colegios Normales Montalvo y Manuela Cañizares, El edificio del Colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil.
En 1906, se inauguran los Talleres de la Escuela de Artes y Oficios de Latacunga, el Instituto Vicente Piedrahita de Daule, el Liceo Juan Montalvo en Chone. En Montecristi se funda el Colegio Eloy Alfaro y en Ibarra el Instituto Normal de Varones.
En 1907, se adquiere el edificio para el Normal de Señoritas en Riobamba; en 1908, se inaugura la Escuela de Telégrafos en Quito.- En 1911 se inaugura el local del Colegio Militar de Quito. Se construye los locales escolares en Columbe, Gonzol, Huigra, El Angel y Huaca.

ELOY ALFARO


(Montecristi, Ecuador, 1842 - Quito, 1912) Militar y político ecuatoriano, máximo representante del liberalismo radical, que fue presidente de la república en los períodos 1895-1901 y 1906-1911.
Eloy Alfaro era hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la manabita Natividad Delgado. Su padre se dedicaba a la exportación y Alfaro participó en los negocios paternos, viajando al Perú, Colombia, América Central y el Caribe. En lo político, se inclinó por el liberalismo y en 1864 participó en una fracasada insurrección contra García Moreno. Exiliado en Panamá, allí emprendió varios negocios con éxito. En 1872, y siendo ya un hombre rico, contrajo matrimonio con Ana Paredes Arosemena, hija de uno de los notables del Istmo.
En 1875, tras el asesinato de García Moreno, Alfaro volvió al Ecuador y combatió al gobierno de Antonio Borrero. Apoyó el golpe de Estado de Veintemilla en contra de Borrero, el 8 de septiembre de 1876, tras el cual fue nombrado coronel. Pero meses después se declaró contrario a Veintemilla, que no cumplió el programa liberal prometido. A inicios de 1883, Alfaro fue proclamado jefe supremo de Manabí y Esmeraldas y organizó un ejército que derrotó al dictador, cuyo último reducto, Guayaquil, cayó el 9 de julio de 1883.
Tras el triunfo "restaurador", como se llamó al movimiento coligado en contra de Veintemilla, una Asamblea Constituyente eligió como presidente a José María Plácido Caamaño, frente a Alfaro, sostenido por los liberales. En 1884, cuando Caamaño se instaló en el poder, Alfaro encabezó una nueva revuelta que suspendió tras casi cuatro años de lucha, dedicándose entonces a los contactos internacionales. Sus adversarios se referían a él con el sobrenombre burlesco de "general de las derrotas", debido a sus fracasos militares.
Pero las cosas cambiaron al estallar el escándalo de "la venta de la bandera", el 3 de enero de 1895. En junio de ese año se desató la Revolución Liberal en Guayaquil: el presidente Luis Cordero debió renunciar, y Alfaro, que estaba en Panamá, fue proclamado jefe supremo. Alfaro llegó a Guayaquil el 19 de junio de 1895, e inmediatamente preparó el ataque contra los conservadores, atrincherados en la Sierra, a quienes los liberales derrotaron en San Miguel de Chimbo, Gatazo y El Girón antes de llegar a Quito, el 4 de septiembre.
Más tarde, el 12 de enero de 1897, una Asamblea Constituyente, tras expedir la undécima Constitución, se pronunció por el liberalismo y eligió como presidente a Alfaro. Durante su primer gobierno, que concluyó en 1901, Alfaro se dedicó a consolidar el triunfo liberal, a establecer la separación entre la Iglesia y el Estado y a impulsar la construcción del ferrocarril entre Quito y Guayaquil.
Más notable fue el segundo gobierno alfarista, vigente entre enero de 1906 y agosto de 1911. En este período se promulgó la Constitución de 1906, "la carta magna del liberalismo ecuatoriano"; se continuó la construcción del ferrocarril transandino, que arribó a Quito el 25 de junio de 1908; se consolidó la secularización en la enseñanza pública, y se realizaron también obras de infraestructura y comunicación.
En 1910 el conflicto limítrofe con el Perú estuvo a punto de provocar la guerra. Entretanto, se produjeron fisuras en el partido liberal, donde se enfrentaban el liberalismo radical de Alfaro y el liberalismo oligárquico de Leonidas Plaza Gutiérrez. En las elecciones de 1911, el gobierno alfarista impuso a su candidato Emilio Estrada mediante un fraude, pero Alfaro se arrepintió de tal maniobra y quiso obtener la renuncia de Estrada mediante la convocatoria a un congreso extraordinario. Para entonces, el placismo se había aliado con Estrada en contra de Alfaro, que fue depuesto por el pueblo y el ejército y debió abandonar el país.
Entonces asumió el poder Carlos Freile Zaldumbide, quien entregó la presidencia al electo Emilio Estrada, en diciembre de ese año. Pero Estrada falleció y Freile Zaldumbide asumió la presidencia. Alfaro y otros dirigentes radicales regresaron al país pensando influir en la designación de un nuevo mandatario, pero Freile Zaldumbide los apresó en Guayaquil.
Trasladados a Quito, el 28 de enero de 1912 una turba asaltó la prisión y acabó con Eloy Alfaro, Flavio y Medardo Alfaro, Luciano Coral, Ulpiano Páez y Manuel Serrano. Sus cuerpos, arrastrados a modo de trofeos sangrientos por la ciudad, fueron quemados en El Ejido. Al parecer, una oscura alianza entre el placismo y los conservadores fue el origen de esta acción criminal.
La obra de Alfaro, apelado el viejo Luchador, es una de las más notables de los gobernantes del Ecuador, tanto por las transformaciones ideológicas que logró, como por las obras que realizó. Fueron también numerosas sus intervenciones en el campo social: exoneró del tributo territorial a los indios de la Sierra y a los montuvios de la Costa; suprimió la prisión por deudas; permitió la participación de la mujer en cargos administrativos; promovió escuelas y centros de educación. En el campo internacional promovió una reunión de representantes hispanoamericanos en México para la formación de un Derecho Público Americano; intervino ante la reina María Cristina en favor de la independencia de Cuba y luchó por resucitar la idea bolivariana de la Gran Colombia; en torno a él se unió el pueblo frente al Perú, pero no lo respaldó en su idea de alquilar a Estados Unidos las islas Galápagos.
Alfaro es una de las más fuertes personalidades que han guiado al pueblo ecuatoriano. Considerado, por unos, paladín de las libertades e instaurador de la democracia en su país, es, para otros, la encarnación del anticlericalismo y del despotismo político. Su militarismo, prepotencia y carácter dictatorial lo llevaron a conculcar los derechos de sus adversarios en nombre de la ideología radical de su partido, y le ganó la airada protesta de los intelectuales del país y el rechazo, y el odio incluso, de muchos de sus copartidarios. Para el partido liberal ecuatoriano -e incluso de otros países-, Alfaro ha pasado a la historia como el arquetipo y mártir de las ideas libertarias.

fuente: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/alfaro_eloy.htm